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30 de enero de 2009

Mi hijo es adoptado... cómo se lo digo

Sea cual fuese el motivo por el que una familia decide adoptar un niño (infertilidad de la pareja, riesgo para la salud de la madre, deseo de tener más niños, ayuda a la madre que no puede hacerse cargo de su hijo, etc), los padres adoptivos tiene a la larga o a la corta, que enfrentar y dar resolución las siguientes preguntas: “¿Cómo le digo a mi hijo que es adoptado?...¿cómo? ¿cuándo?, ¿por dónde empezar?, ¿cuánta información darle?”.

El mayor temor de los padres es hacia la reacción que puedan tener los niños. Los niños reaccionan de manera diferente al enterarse de que son adoptados. Sus emociones y reacciones dependen de su edad y de su nivel de madurez. El niño puede negarse a aceptar que fue adoptado y puede crear fantasías, apegarse a la creencia de que los dieron porque eran malos o pueden creer que fueron secuestrados. Si los padres hablan con franqueza acerca de la adopción y la presentan de manera positiva, es menos probable que se desarrollen estas preocupaciones.
Si se trata de adolescente, algunos pueden desear conocer la identidad de sus padres naturales, pues el adolescente está en plana construcción de su identidad. Los padres adoptivos pueden responderle al adolescente dejándole saber que es correcto y natural tener ese deseo.
Recomendaciones para que los padres aborden el tema de la adopción:
  1. Deben prepárese para ser interrogados.
  2. Traten de decir la verdad desde la primera conversación.
  3. Informen al niño, dentro de las posibilidades, cuando es pequeño.
  4. Contesten solamente lo que le preguntan, no entren en detalles.
  5. Concienciar al niño de que la adopción no es mala ni tampoco vergonzosa.
  6. Ante la pregunta de “¿Cómo se tienen los niños?” aclaren que adoptar es apenas una forma más de tener un hijo.
  7. Destaquen la noción de que el niño adoptivo es querido porque fue escogido especialmente por sus padres.
  8. Los padres deben ser los que informen al niño la verdad de la adopción.
Que esperar según la edad del niño adoptado:
Si su hijo adoptado es pequeño utilicen la palabra adopción de forma espontánea. No la digan con demasiada frecuencia, sólo cuando parezca natural hacerlo.
Ya cuando crece, entre los 3 y 5 años y comienza a desarrollar la habilidad de explorar, de iniciar proyectos y cuestionar, va a comenzar a confrontar el hecho de su propia adopción. En las librerías hay excelentes libros de cuentos que pueden ayudar a los padres a explicarle al niño acerca de su adopción, y no desmerezca la ayuda que le pueden brindar algunos cuentos infantiles.
Los niños comienzan a preguntarse acerca de su madre biológica; las preguntas sobre sus padres biológicos suelen llegar algo más tarde. Si no se saben las respuestas a sus preguntas o si la historia involucra un pasado complejo o penoso, conteste con "quizás" evasivos, mientras reafirma el valor de las personas que lo hemos querido desde la adopción. Pero cuidado con el silencio, posiblemente hará que el niño piense que hay algo erróneo en sus orígenes y consecuentemente, que hay algo malo en él. Esto puede ser muy duro tanto para los padres como para el hijo, ya que en el fondo hay una verdad difícil de aceptar. Pero es más dañino no decírselo, ya que el niño percibe misterio, inquietud y silencio acerca del tema de sus padres biológicos y de su origen.
Cerca de los 7 u 8 años, el niño comienza a reconocer que la familia normalmente se define en términos de relaciones consanguíneas. Viéndolo así, no tienen vinculación biológica con sus padres, pero si tienen padres biológicos (y posiblemente hermanos biológicos), en alguna parte, y aquí algunos niños pueden comenzar a expresar confusión acerca de su lugar como miembro de la familia.
Entre los 9 y 12 años, los chicos logran una comprensión más profunda de lo que significa el proceso adoptivo. Quizás aflore en esta época los primeros signos de tristeza o pesadumbre, a medida que los niños comienzan a resolver problemas, establecer prioridades y buscar relaciones. Es también en estos momentos en que empiezan a ver el lado público de la adopción y a comprender que, socialmente, son diferentes a sus amigos, aunque tal vez todavía no comprendan bien por qué esta diferencia debe importar.
Desde los 16 años en adelante, como sucede con la mayoría de los jóvenes, los adolescentes adoptados están constantemente tratando de descubrir cómo encajan en el mundo que los rodea, así como procurando establecer su propia independencia. Frecuentemente, este es un período en que muestran un inusitado interés por los temas de la adopción y por obtener informes acerca de su familia biológica.
Aunque algunos estudios han encontrado un mayor riesgo de problemas sociales, intelectuales y emocionales entre los niños adoptados, el riesgo entre los niños que no tienen este tipo de antecedentes no ha sido claro, no piense que por el hecho de ser adoptado ud. tendrá más problemas. Cabe recalcar que este riesgo se agrava en el caso de que el hijo se entere de la adopción, intencional o accidentalmente, de boca de otra persona que no sea uno de sus padres, el niño puede sentir ira y desconfianza hacia sus padres, y puede ver la adopción como mala o vergonzosa, ya que se mantuvo en secreto.

Ante el temor de que su hijo adoptado podría tener un riesgo ligeramente mayor, haga uso de las instancias de servicios sociales con las que ya esté familiarizado a través del proceso de adopción y busque ayuda de los profesionales.
Artículo cedido por Giannina Juárez Herrera y publicado en la GUÍA ESCOLAR el 15-07-2008.

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